

De esta manera cientos de pescadores junto miles de turistas, celebraron el Día del Pescador. Por encargo del alcalde provincial, José Vitonera Infante, los regidores del concejo y funcionarios de la Municipalidad Provincial de Talara, se hicieron presentes en esta celebración y entregaron implementos de pesca (pinturas, velas, botas de plásticos, ropa, guantes), además de canastas de víveres.
Los pescadores agradecieron el gesto del alcalde provincial, José Vionera Infante, porque esto servirá para mejorar sus faenas de pesca en el mar. Como es tradición, los 29 de junio de cada año, los pescadores se concentran para celebrar su día, el Día del Pescador. Desde muy temprano celebraron una misa en la Iglesia del Pescador ubicada en el corazón del asentamiento San Pedro en el cono Norte del distrito de Pariñas. Pero, no es una misa como cualquier domingo, sino es una misa en honor a los santos patronos del mar, San Pedro y San Pablo.
Aquí los pescadores rezan a los dos apóstoles para que les vaya bien en su pesca. Pero ¿Quiénes son estos dos apóstoles? Se dice, Simón Pedro (Betsaida, finales del siglo I a. C.-Roma, c. 67), conocido también como san Pedro, fue uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Por su seguimiento de Jesús, se constituyó en el apóstol más conocido y citado del Nuevo Testamento en general y de los cuatro Evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular, que lo presentan bajo muy variados aspectos. La tradición católica narra que Pedro acabó sus días en Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el Circo de la colina vaticana o en sus proximidades, sepultado a poca distancia del lugar de su martirio y que a principios del siglo IV el emperador Constantino I el Grande mandó construir una gran basílica sobre su sepultura. Se supone que murió crucificado, como Jesús, pero en posición invertida, cabeza abajo.
Mientras que, Pablo de Tarso, originalmente Saulo de Tarso o Saulo Pablo, también llamado san Pablo, nacido entre los años 5 y 10 d. C.,3 en Tarso de Cilicia (actual Turquía centro-meridional), es conocido como el Apóstol de los gentiles, el Apóstol de las naciones, o simplemente el Apóstol, y constituye una de las personalidades señeras del cristianismo primitivo. De sus epístolas auténticas surge que Pablo de Tarso reunió en su personalidad sus raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica y su reconocida interacción con el Imperio romano.
Pablo no cambió su nombre al abrazar la fe en Jesucristo. Se constituyó en artífice de primer orden en la construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero. Tras ser detenido y juzgado, apeló al César en calidad de ciudadano romano y fue ajusticiado. La tradición cristiana considera que fue muerto martirizado bajo el gobierno de Nerón entre los años 58 y 67 en Roma y que habría sido decapitado. Otra tradición señala que habría sido crucificado.
Conocida parte de la historia, volvamos a la actualidad. Luego de un tiempo de reflexión y oración, los santos patronos salen por fin del santuario, y son cargados en hombros para ser llevados hasta el muelle. Aguarda un kilómetro de caminata. Los feligreses, enrumba y caminan hasta llegar al desembarcadero. Algunos llegan exhaustos, pero contentos por acompañar a los amos del mar. Aquí, ambos santos son embarcados y zarpan al mar. Miles de pobladores y turistas también hacen lo mismo, y se embarcan a la aventura marítima. No les importa si las embarcaciones están repletas, ellos lo quieren es hacerse un lugar con tal de navegar junto con los santos patronos.
En el mar, los turistas y los dueños de casa no pierden la oportunidad de tomarse una foto con los santos patronos. Mientras eso ocurría, se observó que cientos de comerciantes de dulces, y caramelos, incluso comida, hacían su agosto en junio. Ellos aprovecharon la oportunidad de ofrecer y vender sus productos a los cientos de personas (hombres y mujeres) que llegaban al muelle.
Bueno pasado el tiempo. Luego de una hora de navegación, todos volvieron al muelle sano y salvo, bueno al menos esa fue la percepción. Los santos patronos fueron desembarcados; y así como entraron, salieron cargados en hombros y llevados a la explanada del desembarcadero para exhibirlo y para quienes querían seguir tomando fotos. Mientras tanto, los pescadores se alistaban para menear las caderas para la fiesta. Y empezó la fiesta, tragos vienen tragos van, y culminó hasta altas horas de la noche. De esta manera, los pescadores y los santos patronos del mar se despidieron hasta el próximo año.